En cuanto a las conductas y palabras femeninas, los hombres suelen ver las cosas como realmente no lo son. La mayoría de las veces creen que sus acciones y/o palabras merecen una reacción específica. Eso está bien, lógicamente seria hablar de acción y reacción. El problema es que ellos no esperan una reacción coherente, sino la reacción que ellos quieren.
Por naturaleza el hombre es cazador. También por naturaleza humana la mujer consciente o inconscientemente espera que este sea proveedor. No hablamos desde el punto de vista de la economía, más bien hablamos desde el punto de vista de conquista. Porque aunque en el más básico instinto de los hombres salga a flote su naturaleza de cazador, la mujer espera ser conquistada y no atrapada.
Quizás sea ese muy profundo y básico instinto el que haga que no puedan ver lo que las mujeres sí. Es decir:
Una típica situación entre un caballero y una fémina, es cuando este halaga la apariencia física de la dama. No hay ningún problema con que un hombre halague a una mujer. El problema es lo que el hombre espera que pase por esta acción. Automáticamente los hombres creen que la mujer además de agradecer su halago, caerá rendida a sus pies. Aquí es donde entra la naturaleza cazadora de los hombres.
El hecho de haberla elogiado es como la acción de cazar para ellos. De hecho obvian a los otros hombres, creen ser los únicos capaces de conquistarla. Es cierto que el acercarse con un cumplido da ventaja sobre el que no lo hace, pero no es suficiente. Estos creen que un gesto tan simple como este es equivalente a ser un aguerrido y osado “príncipe azul”. Además si la fémina en cuestión lo rechaza (ya sea amable o despectivamente). El caballero sin ningún reparo pensara que pobre de ella porque no sabe lo que se pierde.
Los hombres realmente tienen muy poca capacidad para leer entre líneas. Y es una de las razones por la que mucho difieren con las mujeres.
Ellos creen que
Conocen muy bien a las mujeres: esto incluyendo a las mujeres de su familia, amistades y parejas. No solo creen que las conocen perfectamente bien. También creen que saben cabalmente lo que estas piensan y que pueden predecirlas. Este fenómeno las mujeres suelen sencillamente dejarlo pasar. Debido a que estas saben que la mayoría realmente no escucha. Y si no, se sabe escuchar, verdaderamente es difícil conocer muy bien a alguien.
Sucede que en general, el hombre no guarda información, que en su parecer es totalmente innecesaria. Lo contrario sucede con las mujeres, que suelen guardar absolutamente toda información por si llega a ser necesaria. Por poner un ejemplo. Si una mujer dice que le gusta el color rosado en una franela pero no le gusta en zapatos. El hombre guarda solo un factor de todos los datos recibidos. Como resultado es probable que a esta mujer en particular el caballero le regale unas botas rosadas. Porque “la conoce muy bien”.
En conclusión
La practicidad del hombre bien puede acarrearle muchos problemas con las féminas. Y cuando hablamos de cuando un hombre y una mujer deciden unirse lo menos que quiere una mujer es practicidad en una relación. La mujer por otra parte, generalmente la mujer será práctica y filtrara la información, pero no siempre. Quizás el hombre podría ser un poco menos práctico y preguntar, así como escuchar más.